I
A destiempo.
Siempre a destiempo.
Antes no te animabas
a llamarte tú.
Confiabas a ciegas
en la inercia de los días.
Creías que tu ser florecería
nomás porque sí.
Mira ahora.
Te perdiste de tantas risas,
de tantos bailes
y de tantas personas entrañables.
Sobre todo,
te perdiste tú
entre la hojarasca
de pensamientos invasivos.
Agarraste un ritmo
contrario a tu corazón.
Maldito destiempo.
Los textos de este blog pertenecen a la autora Alicia Strathern.