Presencia #LetrasDesnudas

No te sueño,
pero te escucho
en canciones
y frases sueltas.

Nunca te he visto,
pero tu sola presencia basta.
Estás en la lluvia
y en los pensamientos que no son míos.

Estás en el recuerdo
y en el primer segundo
de la madrugada.
En la primera taza de café.

Estás en el espejo
al dar los buenos días.

No se puede pedir más.

 

Los textos de este blog pertenecen a la autora Alicia Strathern.

Autenticidad #LetrasDesnudas

Qué extraño
que no te extraño.
Que no te lloro.
Es que estás en mí.

En mi manera tan única de sentir.

Te imagino en miles de rostros.
Te escucho en miles de voces.
Te reconozco a todas horas.
Estás en mí.

En mi manera tan única de vivir.

Te pienso
y te dudo
pero siempre
te vuelvo a querer.

En mi manera tan única de insistir.

Tómate tu tiempo. Yo también lo necesito.

 

Los textos de este blog pertenecen a la autora Alicia Strathern.

Un Mañana #LetrasDesnudas

No sé qué será
de nosotros
y las palabras
a la deriva.

Ni siquiera me reconozco.
Ni siquiera sé
si el próximo suspiro
será para ti o alguien más.

Tú dices
y no dices.
Me olvidas
y regresas.

Yo me quedo a seguir jugando.

Quién sabe
si el mañana llegue.
Si somos inseparables
y estos momentos, inolvidables.

Mientras el tiempo
nos dé lo que sea
bailemos y juguemos
con fuego.

En las sombras del hoy,
mañana habrá sobras
para contar.

 

Los textos de este blog pertenecen a la autora Alicia Strathern.

Decreto #LetrasDesnudas

Te soltaré.
Me enfocaré en mí.
Tú regresarás
cuando estés listo.

Mientras,
seré alma libre,
seré mar en calma.
Me dejaré fluir.

Y tú
me buscarás
una y otra vez.
Es inevitable.

Hurgarás
en tus sueños inquietos.
En tus jornadas
de largo aliento.

Resonará mi voz
de seda
en días insolubles
y econtrarás paz.

Me encontrarás.

Decide la hora.

 

Los textos de este blog pertenecen a la autora Alicia Strathern.

Deseo Navideño #LetrasDesnudas

Oh, blanca navidad.
Destierro.
Me encuentro lejos
y te extraño en silencio.

La gente viene
y va de compras.
Pienso qué regalarte.
Ya sé: pedirías “nada”.

Con estar a tu lado
bastaría.
Con sentarnos a platicar
la época tendría sentido.

¿Y si dejo todo
y tomo vuelo
a media noche?
Sin previo aviso.

Sólo dejando huellas en la nieve como testigo.

 

Los textos de este blog pertenecen a la autora Alicia Strathern.

El efecto de los mundiales #LetrasDesnudas

Hay quienes medimos la vida a través de los mundiales.

Cada cuatro años podemos apreciar qué tanto hemos cambiado. ¿Seguimos viviendo en el mismo lugar? ¿Tenemos el mismo trabajo? ¿Tenemos ya pareja? ¿Quizá hasta hijos? ¿O nada de pareja y nada de descendencia?

Mucho puede cambiar en ese lapso, incluso el mundo entero y el modo en que vivimos en él.

Me impactó la perspectiva del compadre Aceves, quien un día reflexionó en voz alta: “¿cuántos mundiales dura un papá? El mío me duró ocho.”

Es cierto. Personas entrañables se nos pueden ir en la espera entre un torneo y el próximo. Un año ves los partidos con esa persona sentada a tu lado, y al siguiente mundial, su asiento está vacío y ya no es lo mismo.

Pensé también en Cecilia niña y su transformación. Cuando le empezó a poner atención al fútbol, tenía diez años.

Cuatro años después, ya estaba en segundo de secundaria y con pretendiente. Pasaron otros cuatro y ya estaba saliendo de la prepa. Llevaba tres novios para el olvido. Otro período y estaba terminando la licenciatura.

Para el siguiente ciclo, ya tenía trabajo y estaba muy decidida a irse a uno más interesante y mejor pagado.

Así hasta que llegamos al 2022 donde veía los partidos que podía en modo mamá Cecilia.

Cómo pasa la vida. Para cuando llegue el 2026, su niño tendrá cinco años.

Entre mundial y mundial, hay un universo de eventos que no sabemos cómo nos van a moldear. Lo que sí, es que siempre somos alguien nuevo.

¿Acaso no es intrigante averiguar quién seremos en el futuro cercano?

 

Los textos de este blog pertenecen a la autora Alicia Strathern.

Ventana del tiempo #LetrasDesnudas

Nos asomamos al mundo desde la comodidad de nuestra ventana.

Qué lugar tan cálido. Qué maravilla tenerte a mi lado, tan inocente. Tan pequeñito.

Vemos coches y gente transitar de vez en cuando. Siempre somos tú y yo quienes fabricamos este momento, el que un día se convertirá en recuerdo.

Es inevitable, como el cambio de estaciones que también vemos ir y venir. A veces hay sol y salimos a jugar. A veces llueve o cae nieve y nos quedamos para volver a asomarnos por la ventana.

En esos días descoloridos de aguanieve insípida, deseo que el tiempo se detenga. Que no llegue el día en que tú seas el que está afuera, transitando, cambiando con las estaciones.

Te miraré de lejos y te extrañaré. Me quedaré recordando esas mañanas infinitas donde tu edad era de estar en brazos míos nada más.

Luego lo aceptaré: eres del mundo. Te traje para entregarte porque esa era mi misión. Una vez cumplida, sonreiré levemente desde nuestra ventana.

 

Los textos de este blog pertenecen a la autora Alicia Strathern.

Dos Estaciones #LetrasDesnudas

Otoño

Vi el cielo que te acompañó un domingo y quedé maravillada.

¿Tus ojos apreciaron el azul triunfante?
Espero que la prisa te lo haya permitido.

Le pedí al viento de favor que le susurrara a las hojas rojizas que pensaba en ti.

Luego le pregunté si tú pensabas en mí.

Cayó nieve.

 

Invierno

Veo la nieve caer y me recuerda a ti. No sé por qué. Todo lo que me has dado es incandescente.

Me pregunto si estás bien. Si tuviste un buen día. Si disfrutaste tu trabajo más que siempre.

Algo en el cielo me dice que debo buscarte una vez más. Que a lo mejor tengo que cobijarte ahora que los copos de invierno cubren nuestras casas.

Pero si te ofrezco mi calor, me vas a destruir de nuevo. Tomarás más de lo que puedo darte.

Prefiero consolarme en mis propios brazos y recordarme que eres un pasado que la nieve enterró.

 

Los textos de este blog pertenecen a la autora Alicia Strathern.

Ola #LetrasDesnudas

Todo con él siempre es lo mismo.

No sé por qué este es el único pensamiento que anida en mi cabeza cuando vamos en el coche.

Se peina el bigote, enciende el vehículo y prende el estéreo. Siempre en ese pulcro orden.

“¿Está bien si escuchamos este álbum?”. Esa pregunta tampoco falla. Llevamos meses con las mismas pinches canciones, pero tocan en diferente orden, para mi fortuna.

Yo sólo le digo que sí con la cabeza. Ya me di por vencida. Lo suyo es la certidumbre de saber que, sea como sea, va a sonar algo que le gusta y eso lo va a animar para cantar junto con el artista.

Para mí es un martirio. Estoy cansada del concierto no solicitado. Estoy cansada de que hasta un pequeño recorrido en el auto es una extensión de la rutina.

He optado por quedarme callada porque no veo el punto de iniciar una discusión estúpida. Él no quiere cambiar.  No importa lo que le diga.

Empiezo a escuchar su canto a lo lejos mientras miro por la ventana. ¿Hay alguien que intenta hacer cosas diferentes en su día? ¿Existe alguien así?

Otro pensamiento me atrapa: desde hace un tiempo, vivo en un molde de plástico con él. Antes me agradaba la idea. Era muy cómodo. No nos complicábamos con discusiones profundas ni nada de eso. Todo tenía una consistencia simple: cenar, ver tele, cama y luego cada quien para su casa.

Yo cada vez tengo más ganas de platicar, de escarbar en la profundidad de sus pensamientos más íntimos permitir que él haga lo mismo conmigo. De apagar el televisor y escuchar música variada mientras bailamos en la recámara. Quiero descubrir más sobre qué inventaríamos hacer debajo de las sábanas. “Pa’ adentro y pa’ fuera” no lo es todo.

Él puede ser mejor. Yo puedo ser mejor. Nosotros podemos ser mejores amantes. Pero todo siempre sigue igual.

Tras la muerte de nuestra mejor amiga el año pasado, ya no puedo ver la vida igual. Un día estás, al otro ya no. Eso es fuerte. Tenemos menos tiempo del que pensamos.

Lo miro manejando y cantando igual que ayer y antier. Me da no sé qué porque casi no puedo diferenciar un día del otro cuando estoy con él.

Nos paramos a cargar gas y yo salgo a la tienda de conveniencia para respirar otros aires y por un breve instante, considero la posibilidad de no regresar al carro. Siempre estamos a una decisión de cambiarlo todo por completo.

Vuelvo con botella de agua en mano. Antes de arrancar, me mira y sus ojos verdes me hablan antes de que pronuncie palabra. Me da esperanza captar su nobleza.

“Has estado muy pensativa. ¿Estás bien?”
“No…es que me he estado acordando de Andrea…ya ves que esto es reciente.”

Me abraza y el mundo se siente un lugar seguro de nuevo.

Nos vamos a comer una hamburguesa y aros de cebolla. Me cuenta sobre un videojuego que está por salir a la venta y yo me quedo maravillada.

Los textos de este blog pertenecen a la autora Alicia Strathern.

Temporal #LetrasDesnudas

Hola,
¿Me estás pensando?
Yo sí.
Sobre todo en el silencio.

Cuando me siento
y me doy cuenta
que estoy sola.
Me faltan tus abrazos.

¿Por qué somos temporales?
Aún si viviéramos
en los mismos lugares,
tendríamos que despedirnos.

Pero hay despedidas
de cinco minutos.
De a la vuelta
de la esquina.

O de hora y media
en carro o autobús.
También las hay
de vuelo redondo.

Unas punzan
más que otras.
En todas se añora.
En todas se atesora.

¿Sabes?
Por fortuna,
las despedidas
también son temporales.

Por eso
te espero
te abrazo
en cada sueño.

Hasta que volvamos a encontrarnos.

 

Los textos de este blog pertenecen a la autora Alicia Strathern.