En búsqueda de la voz interna

La idea de encontrar una voz propia no es tan nueva para mí. Recuerdo que en la universidad, algunos profesores hacían hincapié en este punto para la redacción creativa y todo lo que tuviera que ver con el desarrollo de conceptos innovadores.

Más tarde, en el mundo laboral, este tema seguía latente pero más que nada, la meta era satisfacer las necesidades del cliente y hacer que su discurso de marca sonara bonito e interesante.

Un buen día me pregunté “¿y qué hay sobre mi propia voz?” No la voz de la redactora de copy que alguna vez fui en agencias publicitarias. Tampoco la de la coordinadora de mercadotecnia que lleva las redes sociales institucionales. Me refiero a mi voz personal, mi voz real.

En estas últimas semanas me he puesto a reflexionar más y aunque la respuesta a esa pregunta no es del todo clara, tengo una idea de qué es lo que tengo que dejar atrás para dar paso a este descubrimiento. Por ejemplo, si le doy una repasada a mis experiencias, veo que siempre traté de darle gusto a alguien más: a mis maestros, a mis jefes y al cliente. En su momento quizá funcionó, pero en este momento de introspección y de redescubrimiento, me queda claro que el arte de escribir más bien se trata de contar una historia con el corazón.

Los días de buscar aprobación a cambio de un aplauso se acabaron.

Me gusta pensar que escribir es como aprender a bailar. Al principio el cuerpo está todo tieso, pero poco a poco, con la práctica, se empieza a soltar. Lo mismo pasa con la mente y la redacción. Las primeras frases suenan extrañas o como que las palabras no fluyen ni cuadran. Después de varios esfuerzos constantes, las historias toman mejor forma y expresión. Así, la voz interior también florece.

Hoy declaro este espacio como una plataforma que me ayudará a soltarme y que dejará que esa voz que tiene tantas cosas de decir hable con plenitud.

Gif taken from https://gifer.com/en/Swhu

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