Hace mucho que no publico una entrada de blog en español, mi idioma nativo. Creo que la última vez que lo hice fue en el 2009 para un trabajo de la universidad donde teníamos que llevar un blog durante todo el semestre.

Pues bien, aquí estoy de nuevo haciendo el intento. Esta vez prometo ser más disciplinada con este idioma y sacarle el máximo provecho, pues no siempre tengo la oportunidad de expresarme en español en mi vida diaria. Llevo cinco años viviendo en Canadá, por lo tanto, la cotidianidad acá es en inglés y a veces en francés.

Esta primera entrada de blog quiero dedicarla a describir a las personas que admiro. Cuando era más chamaca, mis ídolos eran deportistas o celebridades en general. Su fama mundial me apantallaba y pensaba que esa era la definición absoluta del éxito en la vida.

En la actualidad, pienso que admirar a las celebridades sigue siendo válido. Al final, todas ellas son personas que han trabajado duro para lograr sus objetivos y eso es muy repetable. Me parece que vale la pena conocer sus historias para saber cómo llegaron hasta ahí. Chance y resulta que hasta podrían ser un ejemplo a seguir, ya que no todos los famosos se han destrampado.

Ahora que estoy menos chamaca, mi concepto de admiración ha cambiado drásticamente. Admiro a las personas que forman su propia opinión sobre cualquier tema o problemática actual.

Admiro a quienes no tienen miedo a ser ellos mismos. No importa que no cumplan las expectativas de los demás. Aplaudo y celebro que esas personas permanecen fieles a su esencia natural.

Admiro a los profesionistas independientes en cualquier ramo porque dejan que la confianza en sí mismos florezca plenamente. Debe ser todo un reto prospectar clientes, hacerse de una reputación y ganar un sustento bajo sus propios esquemas.

Admiro a quienes guardan compostura ante insultos, sarcasmos o malas vibras en diferentes ambiantes. Su fortaleza es única.

En verdad hay mucha inspiración en el mundo.