Pasión por la escritura: cómo me adentré en las letras

En mi infancia estuve siempre expuesta a un gran número de historias. A través de libros o películas, e incluso audio, tenía contacto con personajes, mundos y situaciones.

Una característica que me llamaba la atención era que el desenlace de la mayoría de esos relatos terminaba en “fueron felices para siempre.” A mí me causaba conflicto esa conclusión. ¿Por qué no había otro tipo de finales? ¿Por qué se asumía que todos estaban felices y contentos? ¿Acaso era eso posible? ¿No había otro tipo de sentimientos?

Entre más escuchaba esa frase sobre la felicidad, más me decepcionaba y más me urgía encontrar un tipo de cuento diferente. Uno que fuera más original y que se alejara de las utopías. Tenía que existir. Era sólo cuestión de tiempo.

No me equivoqué, pero sí pasaron varios años para que cayera en mis manos la obra que cambiaría mi vida literaria: La Metamorfosis de Franz Kafka. Estaba en la prepa cuando me dejaron leerla. Las primeras líneas de esta grandiosa historia me atraparon de inmediato:

Una mañana, tras un sueño intranquilo, Gregorio Samsa se despertó convertido en un monstruoso insecto.

Por fin algo diferente. Por fin una situación en la que las cuestiones utópicas no tenían lugar. Esto era un problema serio. Una situación de la que no había leído antes. Por fin podía hacerme de otras expectativas.

Más allá de las expectativas, otra idea cruzó por mi mente: “si alguien pudo inventarse una historia así, con características tan únicas, yo también puedo hacerlo. Voy a hacerlo.” A partir de ese momento, me propuse ser escritora.

Sí, fue en la prepa cuando lo decidí y a pesar de que la vida profesional me ha llevado a incursionar en diversas áreas de la comunicación, nunca he abandonado la idea de escribir mis propias historias.

A lo mejor nunca tendré el mismo impacto que Kafka, pero vale la pena esforzarse por ofrecer algo distinto a los lectores. Ojalá lo logre.