Como había mencionado anteriormente, este año tomé por primera vez un taller de escritura creativa. Haber tenido a Mónica como instructora fue un verdadero deleite. Me gustaron mucho los ejercicios de pensamiento y expresión que hicimos durante el taller así como las historias retadoras que nos dejaba de tarea.
Trabajamos con diferentes técnicas de redacción que no imaginaba que podían detonar tantas ideas y tantas formas de desentumir la mente. Fue una gran experiencia.
Dos cosas en particular se me quedaron muy, muy grabadas:
- Para escribir sobre emociones complejas, hay que estar bien conectado con uno mismo para poder describirlas.
- Uno de los grandes inhibidores de la creatividad es el prejuicio. Lo creo absolutamente.
Estoy muy motivada a seguir escribiendo libre de tabúes y de barreras que me he impuesto a mí misma. Siento que mi redacción cobró más fuerza a partir de todos los ejercicios que hicimos.
Es que es eso: al final de cuentas, escribir es como ejercitar un músculo. Hay que hacerlo constantemente para que sea firme.
Así que a seguir escribiendo.